Como os comentaba, el
grupo puede ejercer una presión e influencia que puede tener efectos positivos
en el adolescente, pero también puede tenerlos negativos. Como influencias
positivas podríamos enumerar muchas, ya que no se debe estigmatizar la presión
del grupo, no todo es negativo. Algunas de ellas: mejora del rendimiento
académico, mejora de las relaciones sociales al compartir intereses con un
grupo, establecimiento de nuevas relaciones sociales, inicio de intereses y
actividades deportivas nuevas al pertenecer a nuevos grupos con dichos
intereses, mejora de la capacidad de hablar en público y de la capacidad
comunicativa en general, mejora del efecto del apoyo social ante enfermedades o
eventos traumáticos al tener un grupo de apoyo, etc. Sin embargo, también la
presión del grupo puede ser negativa en ocasiones, y puede llevarlos a tomar
decisiones o realizar conductas inadecuadas, peligrosas o incluso al margen de
la Ley: consumo de alcohol y drogas, práctica de sexo antes de la maduración adecuada,
prácticas de riesgo por imitación como puede ser la conducción temeraria o
modas como el “balconing”, entrada en grupos con ideologías extremistas,
prácticas peligrosas como pueden ser la modificación de las pautas
alimentarias, etc. Qué se puede hacer por evitar influencias negativas Las
recomendaciones son claras en este sentido:
– Fortalecer la autoestima del
menor, reconociendo sus logros, haciendo que reconozca sus limitaciones y
fallos y trabaje sobre ellos para mejorarlos.
– Procurando un adecuado clima de
comunicación en el hogar, asegurando la confianza necesaria así como la
privacidad que reclaman.
– Estando informados acerca de las “nuevas modas” de
los adolescentes que puedan estar practicando en la actualidad.
– Conociendo
sus opiniones sobre los distintos temas de la actualidad, sobre la
alimentación, sobre la política, sobre su futuro, etc.
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